En una sociedad convulsionada donde el “ruido del mundo” opaca y es tan estridente que no deja oir las voces del espíritu, un sacerdote de la ciudad ha encontrado una nueva forma de atraer a los católicos a la Iglesia y rompiendo todo protocolo en la misa canta, baila, y hasta dice una que otra mala palabra y chascarrillos para mantener a los creyentes en el redil.
Se trata del padre Noé Hermosillo, párroco de la Iglesia San Judas Tadeo de la comunidad católica asentada en la populosa Infonavit de la ciudad, uno de los asentamientos con mayores habitantes del municipio de Montemorelos.
La forma de predicar la palabra de Dios del padre, dicen los vecinos del lugar, ha permitido atraer a la Iglesia a muchos católicos que ya no se acercaban al sitio e incluso logro que todos se organizaran para construir en el lugar un majestuoso templo que dicho por la misma clase clerical era casi imposible edificar en un un sector difícil económica y socialmente hablando.
La misa que el padre dicta rompe todo protocolo, se sale de la guía dictada, baja del área del altar y se sienta entre la concurrencia cuando tocan las lecturas, les hace caras a los niños, pellizca a los jóvenes para hacerles ver que tienen el cabello largo o no ponen atención.
Luego viene lo mejor, canta, baila y hace cantar a todos, da vueltas con su sotana, dirige el coro el que todos siguen y solo se pone serio cuando reparte la hostia o toca hacer la oración.
Además su forma de actuar y de llevar su apostolado no solo se circunscribe a su iglesia pues es ya tradicional ver al padre al bendecir prácticamente bañar de agua bendita a todos los asistentes.
Es el padre Noé, el padre de Montemorelos que aun y cuando en un principio fue reprendido por la Diócesis por su forma de romper el protocolo de la iglesia, hoy ya hace lo que quiere al fin y al cabo el mensaje se da, y llega mucho mejor al corazón de los cristianos.